Si alguna vez se habla de los amores tóxicos que carcomen los silencios, a la par que los nudillos; nunca se cuenta la doblegación de los sentimientos, la ansiedad de las miradas, el rugido de un corazón ardiente, la dependencia inmoral, la obsesión animal y la necesidad podrida que traquetea hasta estallar; y entonces las manos se llenan de sangre. Una sangre marcada por la pasión y el más absoluto miedo.
Ella le amaba locamente, pero de un modo delirante. No había muestras externas de cariño ni remilgos, sólo conversaciones profundas y una indestructible amistad que ninguno de nosotros conseguiría penetrar. Algo curiosamente frío y antipático que entre ellos era de hecho una forma de humor a través de la que se comunicaban mutuamente sutiles vibraciones. Imposible descifrarles. Tenían su propio lenguaje y con la mirada se lo decían todo.
Los amores toxicos no son amores verdaderos, ya que anulan nuestra verdadera personalidad.
ResponderEliminarBesos
Me encanto!
ResponderEliminarTe espero por mi blog: http://julicastellano.blogspot.com.ar
Que tengas un lindo día